IMC adulto mayor: ¿Cuál es el peso apropiado en la vejez?
El Índice de Masa Corporal (IMC) se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la estatura en metros cuadrados, con este sencillo ejemplo puede hacer la operación: peso: 50 kg x (1.65 m x 1.65 m) para un IMA: 18.4 (bajo peso). El resultado se determina de la siguiente forma, de acuerdo con el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de los Estados Unidos (NHLBI): menos de 18.5 es bajo peso, entre 18.5 y 24.9 es un IMC normal, pero si el resultado es superior indica que la persona está en sobrepeso o es obesa. En todo caso, esta cifra sirve para indicar si el peso es apropiado en relación con la altura de la persona, aunque varía también dependiendo de la edad.
Cabe mencionar que el IMC no mide la grasa corporal directamente, pero es un buen indicador para determinar potenciales enfermedades relacionadas con un peso poco saludable. De hecho, a menudo las personas que tienen un IMC superior al normal pueden tener padecimientos como presión arterial alta y altos niveles de triglicéridos y colesterol. (CDC, 2022)
IMC en adultos mayores
En adultos mayores, el IMC es crucial debido a que los cambios en peso y composición corporal indican afectaciones en la nutrición. Para este grupo, un IMC se categoriza así: delgadez < 23, normal 23-27.9, sobrepeso > 28 a 31.9 y obesidad ≥ 32. Del mismo modo, estudios indican que un IMC entre 23-28 o 25-29 se asocia con menor riesgo de mortalidad en ambos sexos en este grupo etario. (Scielo, 2017)
No obstante, el Ministerio de Salud señala que alrededor del 30% de las personas adultas mayores institucionalizadas ingresan con malnutrición, lo cual aumenta de forma significativa la morbilidad y empeora el pronóstico cuando existen procesos agudos de enfermedad dado el deterioro inmunológico, pues no están en un rango apropiado de IMC.
Otro factor importante es el conocimiento de hábitos alimentarios saludables, las personas adultas mayores que desconocen los beneficios de una alimentación saludable o consumen una dieta monótona poseen mayor riesgo de malnutrición. De la misma manera, quienes no tienen la oportunidad económica para consumir una dieta variada y mantener un ritmo alimenticio adecuado, poseen mayor predisposición para desarrollar desnutrición.
Del mismo modo, la entidad recuerda que en las personas adultas mayores hay mayor prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión arterial, diabetes, insuficiencias cardíaca, enfermedad renal, osteoporosis, que requieren de un tratamiento nutricional permanente, incluso hay algunas enfermedades que repercuten en la ingesta, absorción y utilización de nutrientes, bien sea por la presencia de la patología misma o por efectos secundarios de los medicamentos, se debe tener en cuenta el manejo de la enfermedad en casa para lograr prácticas de alimentación adecuadas para la persona adulta mayor.
“Se debe tener especial cuidado cuando una persona mayor posee una enfermedad mental que impida recordar el consumo de alimentos y medicamentos, y realizar las recomendaciones específicas para el control de la alimentación por parte del cuidador”, enfatiza el Ministerio de Salud.
Dieta saludable en adultos mayores
Minsalud, además destaca que durante la vejez es muy importante mantener una dieta balanceada, en la que se incluya una proteína de alta calidad a lo largo del día, especialmente en la noche, para compensar las mayores pérdidas de la misma durante el día.
Los líquidos también juegan un papel fundamental pues ayudan a la metabolización de los medicamentos y ayudan a evitar la deshidratación. La fibra debe darse en cantidades adecuadas pues mucha puede causar distensión abdominal y su ausencia puede causar estreñimiento.
Los alimentos ricos en calcio y vitamina D contribuyen a una buena salud ósea y reducen los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares. Del mismo modo, recomiendan el consumo suplementario de Hierro y vitamina B12.
En conclusión, el IMC en adultos mayores es un indicador importante para evaluar la salud nutricional, aunque puede ser menos preciso debido a cambios en la composición corporal. Es esencial considerar el IMC junto con otros factores de salud y estilo de vida para mantener un peso adecuado en la vejez y prevenir enfermedades relacionadas con la malnutrición. Además, el conocimiento de hábitos alimentarios saludables y el acceso a una dieta balanceada son cruciales para promover el bienestar en esta etapa de la vida.
En La Casa sabemos de la importancia de una dieta balanceada, por eso se planean cuidadosamente los menús, atendiendo las recomendaciones nutricionales de cada residente, y sus limitaciones alimentarias. Además, se brindan de cinco a seis comidas diarias: desayuno, onces, almuerzo, onces, cena y refrigerio nocturno.